viernes, 9 de septiembre de 2016

La energía fotovoltaica también nos lleva por el espacio

Recreación artística - Imagen de ESA
En marzo de 2004 se lanzaba al espacio la sonda Rosetta con la misión de orbitar alrededor del cometa 67P durante 2014 y 2015 y enviar el módulo de aterrizaje Philae a su superficie. Tanto Rosetta como Philae han funcionado con la energía recogida por sus paneles fotovoltaicos y almacenada en baterías.

Para fijarse y evitar rebotar en el aterrizaje, Philae debía lanzar dos arpones que no funcionaron, por lo que la sonda rebotó perdiéndose en una zona oscura del cometa sin poder alimentarse de la energía del sol por lo que se mantuvo en funcionamiento solamente durante dos días hasta que entró en hibernación. Durante ese tiempo se completaron experimentos y se hicieron mediciones que proporcionaron datos científicos sin precedentes.

Los científicos esperaban que Philae despertara de su hibernación en el verano de 2015, cuando el cometa 67P alcanzara su punto más cercano al Sol, a unos 186 millones de kilómetros (67P orbita alrededor del Sol una vez cada 6,6 años). Y efectivamente, el sistema fotovoltaico de Philae suministró suficiente energía para mantener despierto al módulo el 13 de junio de 2015 durante 40 segundos en los que las baterías se reactivaron. Esto indica que el sistema pudo resistir las durísimas condiciones climáticas y ambientales del cometa.

Ahora, faltando solamente un mes para finalizar la misión, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha encontrado a Philae descansando en una grieta. La noticia tiene una gran importancia científica, y también un cierto valor emocional para nosotros los fans de la fotovoltaica que hemos seguido esta misión completamente alimentada por energía solar durante doce años.


Posición en la que se encuentra Philae - Imagen de ESA
 
Imagen de Philae ampliada - Imagen de ESA

Imagen de Philae ampliada - Imagen de ESA

Las imágenes de Philae hibernando que se ven arriba, fueron tomadas por la cámara de Rosetta el 2 de septiembre, a una distancia de la superficie del cometa de 2,7 kilometros y muestran claramente el cuerpo principal del módulo de aterrizaje y dos de sus tres patas. También se ve perfectamente la orientación y posición, dejando bien claro por qué no recibió luz y resultó tan difícil establecer las comunicaciones después de su aterrizaje el 12 de noviembre de 2014.

Se desconocía la ubicación exacta en la que Philae hiberna hasta que el 5 de septiembre de este año, el equipo de la ESA encontró el módulo en las imágenes. Los datos obtenidos hasta ese momento daban indicios aproximados de dónde podía estar, pero la distancia a la que se encontraba Rosetta impedía tomar imágenes claras e identificar su ubicación exacta.

El próximo 30 de septiembre, Rosetta llevará a cabo su misión final para investigar el cometa de cerca. En un viaje de ida descendente recogerá más datos sobre su estructura interior.

Durante los 12 años que ha durado la misión, la nave espacial ha funcionado y se ha estado impulsando únicamente con energía fotovoltaica.

Para llegar al cometa, Rosetta viajó 6.4 millones de kilómetros utilizando la energía generada por sus dos paneles solares de 14 metros de largo. Durante su viaje entró en hibernación durante unos años para así ahorrar energía y reducir al mínimo los gastos de misión.

Philae es la primera sonda en ser alimentada por energía solar fotovoltaica. Todas las sondas de espacio profundo anteriores utilizaron generadores termoeléctricos de radioisótopos basados en la energía eléctrica generada a partir del calor liberado por la desintegración de un material radiactivo. La ESA no habiendo desarrollado esta tecnología, decidió basarse en la tecnología fotovoltaica.

Esperemos que la nave espacial Rosetta y la historia de la sonda Philae sean un precedente para demostrar el poder de las células solares que pueden conducirnos a los humanos una gran distancia, ya sea en la tierra o fuera de ella.



¿Porqué resulta tan interesante estudiar de cerca un cometa?


Los cometas son los objetos menos modificados del sistema solar desde que se formó hace 4600 millones de años. Con lo cual nos pueden aportar datos muy interesantes sobre su origen.
Otro aspecto relevante de los cometas es sobre la teoría de que todos aquéllos que han impactado en la Tierra durante miles de millones de años son la fuente que proporcionó el agua que hay en nuestro planeta desde que se enfrió su superficie.
Se cree que el agua de los océanos procede de los cometas ya que es difícil que esta agua sea un remanente de la formación original de la Tierra dadas las altísimas temperaturas que tenía su superficie cuando era de roca fundida. 
Otra cuestión importante es averiguar si el agua de los cometas contiene materia orgánica que podría ser precursora de la vida en la Tierra.

Imagen del cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko tomada por Rosetta - Imagen de ESA

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